Hay muchas buenas ideas. La primera del libro, para empezar:
Si le preguntamos a la gente adónde van cuando de verdad tienen que hacer un trabajo, muy pocos responderán: «A la oficina». Si lo dicen, añadirán un matiz, como: « A primera hora de la mañana, antes de que llegue nadie»; o: « Me quedo por la noche cuando todos se han ido»; o: «Voy el fin de semana». Lo que tratan de decirnos es que no pueden trabajar en el trabajo. Durante el día, la oficina se ha convertido en el último sitio donde queremos estar cuando queremos trabajar de verdad.
También hay muchas ideas que merece la pena explorar:
Una empresa construida eficientemente en torno al trabajo a distancia ni siquiera es preciso que tenga un horario fijo . Esto resulta especialmente importante cuando se trata de un trabajo creativo . Si nosotros solos no conseguimos concentrarnos , no hay nada que lo consiga por nosotros . Cuando el tiempo presencial no es un requisito , la mejor estrategia suele ser tomarse un poco de tiempo libre y volver al trabajo cuando nuestro cerebro funcione a plena potencia .
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Libérese de la mentalidad del trabajo de 9 a 5 . Es posible que cogerle el tranquillo a trabajar de modo asincrónico con su equipo le exija un poco de tiempo y práctica , pero pronto verá que es el trabajo — no el reloj — lo que importa .
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Esto no significa que debamos coger y mudarnos a Colorado mañana , sólo porque nos guste esquiar . Algunas personas lo hacen , pero también hay muchos términos medios . ¿ Podríamos irnos allí durante tres semanas ? Igual que trabajar en la oficina , no tiene por qué ser todo o nada .
Otras ideas van sobre cómo tratar con los empleados a distancia, incluyendo el Darwinismo incementado de que a un empleado simpático pero subpar es más difícil echarle si le ves todos los días cumplir su horario y llevarse bien con los demás compañeros. En Remoto eso no pasa...
Si toda nuestra fuerza laboral está concentrada en un mismo sitio y les pagamos salarios de mercado , estaremos bajo el ataque constante de los cazadores furtivos . Todos nos sentimos naturalmente más inclinados a cambiar de trabajo cuando las condiciones están igualadas y nos ofrecen un salario más alto . Ahora comparémoslo con contratar un empleado de atención al cliente de primera fila de Fayetteville ( Tennessee ) , o un programador estrella de Caldwell ( Idaho ) , o un genio del diseño de Edmond ( Oklahoma ) , y pagarle un salario propio del mercado de una gran ciudad . A ese empleado le resultará muy difícil encontrar un trato mejor en una empresa local ( dado que tienden a pagar sueldos locales ) .
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Así pues , no vea el trabajo a distancia como un medio para escatimar en salarios ; ahorrará en muchas otras cosas . La diseñadora estrella , que vive en algún lugar remoto , es tan valiosa ( quizá más ) para el equipo que los que trabajan en las oficinas centrales de la gran ciudad . Asegúrese de que ella lo percibe así .
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Es más fácil pasar por alto estos dos fallos cuando vemos a alguien en la oficina cada día . Especialmente si es , en general , alguien agradable . El resumen mental suele ser : en el despacho de 9 a 5 + agradable = debe de ser un buen trabajador . Por supuesto , a alguien que no sea lo bastante listo para la tarea ni sea cumplidor acabarán descubriéndolo . Pero dado que son pocos los que delatan a un compañero , a menos que el problema sea de gran magnitud , es habitual cargar con muchas personas que cumplen el horario y son muy agradables , pero no encajan en los criterios establecidos para ser grandes trabajadores . El trabajo a distancia acelera el proceso de echar del autobús a las personas equivocadas y hacer subir a las adecuadas .
En mi opinión, su mayor fallo es que no trata el problema de la cultura de empresa. Todas las empresas tienen una manera de hacer las cosas, y esa manera se ve, no se cuenta. En este libro los autores obvian ese problema describindo lo que es la cultura de empresa pero no diciendo cómo imbuirla en las nuevas incorporaciones en remoto. Y cuando lo vuelven a mencionar dicen que sí, que compartir semanas en la sede central es muy bueno para instaurar una cultura de empresa. Hmmm.
En resumen, es un libro con buenas ideas pero que necesita urgentemente de una reformulación para un mundo que se ha subido al bus del teletrabajo con una pistola apuntándole a la cabeza. Y tiene muchos fallos de profundidad en temas concretos que si los abordara (al fin y al cabo los autores llevan años con una empresa que tiene al 80% de los trabajadores en remoto) harían ganar mucho al libro.
Su final es profético (recordemos, 2013):
Es tan difícil predecir los puntos de inflexión que a la mayoría le resulta más fácil fingir que nunca se producen. Pero se avecina uno de esos puntos para el trabajo a distancia. Quizá la oficina no deje de existir por completo, pero su importancia ha alcanzado su cénit.
Mención aparte para la mala traducción, por literal en muchas ocasiones, de expresiones y frases hechas del inglés.