Abominable. Me compré la novela por el título, porque tenía ganas de leer una intriga en torno a una investigación matemática. La autora debe de haber estudiado filosofía y letras. Además, tiene un final no ya feliz, sino de cuento de hadas. La colcha de la cual el matemático en cuestión roba su gran idea fue confeccionada por una ancianita que, casualmente, recuerda toda la historia y sigue viva para ser investida doctora Honoris causa. El premio que no le dan al matemático se lo lleva Li Tao, un don nadie al que la autora tiene la delicadeza de mencionar en una línea al principio de la novela. La protagonista se casa al final, con un tío que empieza a cortejarla en la página 137, bien mediado el libro. Pero lo mejor es que la segunda protagonista descubre toda la trama cuando se pone a leer sus apuntes de la carrera y se topa con un laxante venenoso cuyos efectos concuerdan con los de las muertes del matemático y de un biógrafo del mismo, todo de una sola tacada. Terrible. Es una novela de quiero y no puedo. Adiós.
