Un libro inspirador, por el célebre autor de Juan Salvador Gaviota. Brillante combinación de fantasía, ficción, no ficción, filosofía y espiritualidad. Uno nos conduce, a través de un viaje metafísico, hacia el pasado y el futuro, a un reino situado más allá del tiempo y el espacio, un escenario de mundos y vidas infinitos. Obra provacadora y perspicaz, Uno plantea preguntas trascendentales y ofrece respuestas hermosas y llenas de esperanza: que todos tenemos el poder de elegir los caminos de la paz, la fraternidad y el amor, que todos podemos vivir con respeto por la naturaleza y en armonía con el universo, y que poseemos la capacidad de controlar nuestro destino -- Cover, p. [4].
Richard Bach y su mujer van en su hidroavión a un congreso en Los Ángeles cuando de repente son arrancados del espaciotiempo estándar y aparecen volando sobre un un mar compuesto no por agua sino por momentos en sus miles y miles de posibles vidas alternativas si hubieran tomado otras decisiones. Tengo sentimientos encontrados con este libro. Por un lado, recuerdo leerlo con 14/15 años, y maravillarme ante la imagen que planteaba el autor, de navegar por el mar de todas tus posibles vidas vividas, y amerizar y observar un rato cualquiera de ellas, y entender cómo el azar y las decisiones te habían llevado hasta ahí, al estilo del teseracto de Interstellar. Por otro lado, y muy al estilo del vendemotos de Albert Espinosa, el autor convierte una imagen mental buenísima de la que se puede sacar muchísimo partido en una tontada pseudofilosófica (es la mujer de tu vida porque en más de un millón de vidas diferentes estáis juntos, y otros papanatismos que rompen incluso con la dinámica de la propia historia). En su momento me gustó mucho, y con los años he aprendido a ver que el autor sufre un síndrome de Coelho fuerte, antes incluso de que Coelho instaurase el síndrome de Coelho. El síndrome de Coelho consiste en soltar frase tras frase que puede provocar tanto una iluminación espiritual en alguno de tus lectores como rechinar de dientes y ojos al cielo en los demás. En cualquier caso es parte de mi vida lectora y la metáfora del mar de las posibles vidas vividas, como en la biblioteca de Borges con todos los libros posibles, me marcó.