Tercera entrega de las aventuras de Aubrey y Maturin. Me encanta cómo el comandante del barco, Aubrey,. habla del barco en sí. Oscila constantemente entre la personificación del buque y su descripción como herramienta, como si para ciertas cosas fuera mucho más conveniente referirse a la fragata como una persona. En esta entrega cruzan el Atlántico, cosa que hice yo con mi fragata tan solo un par de meses después. El haber ligado estas novelas navales a mi etapa de marino de guerra temporal las hace parte integral de mi vida. Fantástica.