- Hay gente a la que le cuesta dar dinero a los huérfanos -afirmó Mma Potokwane-. Tiene que ver con la manera en que sus madres les educaron. Hay un médico muy famoso, el doctor Freud, que ha escrito muchos libros sobre esas personas.Mi nota: Altamente recomendable, al igual que el anterior.
- ¿Vive en Johanesburgo?- preguntó el señor Maketoni.
- Creo que no. El libro es de Londres. Pero es muy interesante. Dice que todos los niños están enamorados de sus madres.
- Natural -repuso el señor Maketoni-. ¡Está claro que los niños quieren a sus madres! ¿Por qué no iban a quererlas?
Mma Potokwane se encogió de hombros.
- Eso mismo pienso yo. No veo qué hay de malo en que un niño quiera a su madre.
- Entonces, ¿por qué el doctor Freud está preocupado por eso? -prosiguió el señor Maketoni-. Lo que tendría que preocuparle es que no las quisieran.
Mma Potokwane parecía pensativa.
- Sí, pero aún así le preocupaban estos chicos y creo que intentaba impedírselo.
- Eso es absurdo. Seguro que tendría cosas mejores que hacer con su tiempo.
- Seguro que sí -afirmó mma Potokwane-, y a pesar de este doctor Freud, los niños siguen queriendo a sus madres, como debe ser.
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- 5 November, 2005: Finished reading
- 5 November, 2005: Reviewed