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Para ponerles brevemente en antecedentes, Dexter es un psicópata asesino que siente cada vez que llega la luna llena la necesidad perentoria de matar a alguien. Su padre adoptivo, policía, que vio esta tendencia cuando Dexter era un niño, le enseñó a al menos canalizar sus impulsos asesinos en algo que mereciera la pena. Y desde entonces Dexter se dedica a buscar por su cuenta, cuando sale de su trabajo como analista forense para la policía de Miami, a ciudadanos culpables a los que la justicia “ordinaria” aún no ha conseguido echar el guante. Pederastas, asesinos, violadores impunes son el blanco preferente de Dexter.
Dexter pierde de repente a su “oscuro pasajero”, la voz que le guía, le indica y le anima a dar rienda suelta a sus bajos instintos. Además de bregar con la boda que se le viene encima, deberá resolver un extraño caso de asesinatos rituales y averiguar de una vez cómo recuperar a su otro yo, el asesino, antes de que el oscuro personaje que ha puesto a Dexter en su punto de mira consiga finalmente sus objetivos.
Jeff Lindsay [JL] aprovecha el tirón de las dos primeras entregas para alejarse a veces de la trama y comenzar a divagar sobre las costumbres de los habitantes de Miami, que viendo cómo las pone Dexter a parir suponemos que a JL no le entusiasman. Personalmente, pienso que este libro es algo más flojo que los dos primeros, tal vez porque la sensación de novedad de un carácter como Dexter ha desaparecido, una vez que uno acepta al personaje e incluso se identifica con él. El núcleo de la trama es una ida de olla del autor, que durante toda la novela, a medida que el autor va revelando más detalles, nos negamos a creer. Pero al final resulta que sí. Que se le va la pinza.
Aún así, la lectura es muy recomendable. Los pensamientos de Dexter son sagaces, irónicos, sardónicos, hirientes y muy divertidos. A JL le ha salido un buen personaje. Mi nota: Recomendable.
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- Started reading
- 4 March, 2008: Finished reading
- 4 March, 2008: Reviewed