Historia de un sacerdote ateo, contada por la mujer que más le admiró. Me sentí muy identificado con ella al leerla, claro está, a menor escala, porque durante las catequesis que impartía en aquella época me preguntaba frecuentemente qué demonios hacía un catequista con dudas de las gordas desasnando a un grupo de niños que no saben qué es la religión. La acción transcurre en un pueblo dejado de la mano de Dios, en todos los sentidos. El personaje de Don Manuel es increíble : un hombre que pone por encima de él un ideal que no comparte, pero que sabe que es bueno para el Hombre. Unamuno sabe hurgar en el fondo del alma de los hombres. Probablemente sea un autorretrato suyo en muchos aspectos. Obra maestra.