Reviewed by remo on

3 of 5 stars

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Henning Mankell es un escritor sueco que ha escrito muchas cosas, pero al que se conoce principalmente por la saga policíaca de Kurt Wallander. Éste en concreto es el cuarto título de la serie. Los tres primeros son Asesinos sin rostro, Los perros de Riga y La leona blanca (creo que hay edición de bolsillo de todos ellos).


Kurt Wallander es un poli municipal, para que nos entendamos. Es el segundo de a bordo de la comisaría de Ystad, en Escania (la zona sur de Suecia). A juzgar por lo que se saca de Google, es un pueblo de pocos miles de habitantes (en una de las novelas se habla de que Ystad sólo tiene cuatro cajeros automáticos). Y al pobre Kurt le pasa de todo. En esta cuarta novela, un abogado aparece muerto en lo que parece un accidente de tráfico. Wallander se está planteando en esos momentos dejar la carrera policial, a causa de lo que ocurrió en la tercera novela (ah, misterio), pero su amistad con el hijo del abogado muerto le pondrá difícil olvidarse del asunto.


La novela está bien escrita. No es trepidante todo el rato, ni mucho menos (los suecos, esos sosos…) pero mantiene el interés. El mío, por lo menos. Los personajes están medianamente construidos y, eso sí, las investigaciones están soberbiamente descritas. El autor no engaña al lector revelándole al final un dato crucial de la investigación que sólo el protagonista sabía, al contrario que la tramposa de Agatha Christie. Sí, tramposa.


La novela está bien. Consigue entretener y hace que Wallander nos caiga bien. Es un torpón, pero un policía eficaz (como dice una amiga de mí, que soy muy listo para el polinomio pero muy tonto para los recados). Mi valoración no numérica es "más que aceptable".

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  • 7 February, 2005: Finished reading
  • 7 February, 2005: Reviewed