Siendo Tatiana apenas un minuto más mayor que Marina[...]
María se sorprende de que esa cortina esté siempre tan limpia; aunque deduce que el hecho de que la dueña de la farmacia no tenga nietos correteando por la botica, es el motivo más aceptable para dar una explicación certera de esa impoluta limpieza.
Una vez se hubo marchado María de la farmacia, la señora Larraga se adentra a tientas hacia el interior de la rebotica, buscando la caja de los contadores.
Huyendo de la incomodidad del tenebrismo, en que se ha transformado la trastienda, sale a la calle.
El grito en el cielo lo pone Aurora, cuando se asoma por la puerta de su casa gritando como alma que lleva el diablo.
Su cuello parece un enorme globo flácido que estuviese a punto de reventar.
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- 2 October, 2019: Reviewed