Este libro maravilloso es muchas cosas sin querer decantarse por ser ninguna de ellas. Es una carta de amor a los jóvenes que dudan. Es, cada día lo veo más, un ensayo sobre la crisis de la mediana edad, en la que ves que los posibles ( y aparentemente ilimitados) caminos que tenías ante ti de joven se han ido cerrando, y quedan muchos menos, y puedes sentirte tentado de deprimirte por los que no tomaste y ya no están. Es un viaje de introspección y es una lucha entre el pesimismo occidental y la espiritualidad oriental, que Hesse ya mete en otras novelas como El juego de los abalorios o Siddharta. Recuerdo que al leerlo sentí como si estuviera escrito para mí, cosa que han sentido otros miles y miles de lectores. Señal de que el libro alcanza bien su objetivo de desnudar el alma humana.