Awake in the dead zone and awake...into a nightmare. Recoil in horror as you are touched by a young man cursed with the power to preceive the evil in men's souls. And whose ability to see into the future forces him into a terrifying confrontation with a charismatic, power-hungry and infinitely dangerous man.
En general, estimados lectores, odio a Stephen King [SK]. ¿Por qué? Porque siempre pico. Una y otra vez. Soy incorregible y no aprendo de mis errores. Stephen King escribe como quiere, es algo que no puede negarse. Tiene un estilo fluido que sabe llevar al lector a donde le dé la gana al autor en cada momento. Y esa es mi perdición. Todos los libros de SK que he leído tienen comienzos soberbios. Impresionantes. De estos comienzos que lees y te relames diciendo "vaya pedazo de libro que ha caído en mis manos, me lo voy a pasar pipa". Y de repente, en la página 80, aparece la maldita niña que puede ver el futuro, o el demonio, o un tipo que puede curar con las manos, o unos bichitos de otra dimensión, y se acabó la fiesta. Porque a mí la literatura sobrenatural no me acaba de convencer. Creo que es más difícil terminar una novela sin recurrir a lo sobrenatural. SK escribió, por ejemplo, El resplandor o Cadena perpetua, una obras maestras de las que luego se hicieron películas, de nuevo obras maestras, con Jack Nicholson en uno de sus mejores papeles o con Tim Robbins y Morgan Freeman. Y en ninguna de las dos hay nada sobrenatural. Bueno, en el resplandor quizá un poco, pero para dar miedo, no para sacar adelante la historia. Por eso, tras haber disfrutado tanto con esos libros, sigo leyéndome otros de SK esperando encontrar de nuevo una obra de arte. Pero por lo visto a SK la va más el rollo paranormal. En la novela que nos ocupa, un joven tiene un accidente de coche que lo sume varios años en un coma. Al despertar descubre que (sí, por desgracia) tiene poderes y puede ver el pasado y el futuro de las personas al tocarlas o tocar algo que perteneció a ellas. Intenta aislarse del mundo, que lo acosa con miles de cartas pidiéndole milagros, pero hay algo que le impulsará a salir de su reclusión para nada menos que salvar al mundo (o a los EE.UU, que para SK son isomorfos al planeta Tierra). La novela, qué les voy a decir, está muy bien escrita. Como todas las de SK, se lee de un tirón, aunque uno esté desencantado con el enfoque que el autor le da a todo. A la gente que disfrute con estos temas les debe de encantar SK, porque es el amo. Mi nota: Entretenida, aunque SK tire siempre del mismo recurso para sacar adelante la historia.