remo
Written on Oct 27, 2007
La vida de un quant puede ser muy interesante. Emanuel Derman [ED] pasó veinte años dedicándose a la física de partículas. Asistió a charlas de Feynman, colaboró con Freeman Dyson, estudió con Tsung-Dao Lee, Premio Nobel de física por su descubrimiento de la violación de la paridad en la física de partículas, escribió un par de artículos que estaban citados en el paper (artículo) que les dio el Nobel a Scwhinger y Tomonaga por la unificación de la fuerza electrodébil… Digamos que ED siguió todos los pasos necesarios en los EE.UU. para convertirse en un físico de carrera. Interminables becas, luego más becas tras el doctorado, estancias en el extranjero, luego intentar de alguna manera que le aceptaran como profesor ayudante en una universidad… Nada muy diferente de lo que tenemos hoy aquí.
Y, llegado un momento en el que su segundo hijo venía en camino, decidió cambiar. La física le había convertido en un nómada, y quería asentarse en algún sitio. Primero, con gran dolor de corazón, dejó el entorno universitario para ir a los laboratorios de la AT&T, una compañía de teléfonos que se dedicaba a muchas más cosas y que tenía a decenas de miles de personas en plantilla, entre ellos un inmenso grupo de I+D. Y de ahí, saltó a Wall Street, unos años después.
ED cuenta cómo se encontró de golpe con un mundo radicalmente distinto al que conocía. En su primera semana de trabajo le pidieron revisar un modelo de precios y procedió según sabía, al estilo académico: se leyó todos los artículos que encontró relacionados con el tema, construyo un modelo más simple para ver en qué no coincidía con el original, y cuando comprendía a la perfección (o casi) el funcionamiento del asunto, se lanzó a modificar el modelo grande. Casi le cuesta el despido, porque su jefe creía que llevaba tres semanas tocándose las narices. Le dijo que la siguiente vez lo quería en dos días. “En Wall Street sólo necesitas sumar, restar, multiplicar y dividir. Y a veces puedes incluso prescindir de la división”. ED comenzó a aprender rápidamente por la vía dura.
Supongo que es bien sabido por muchos de ustedes, estimados lectores, pero yo no tenía clara la división. Hay bancos comerciales (de los que tienen sucursales y ganan dinero vendiendo hipotecas y cobrando un euro cada vez que tu cuenta corriente no supera un saldo medio de 1000€ al mes) y hay bancos de inversión, que ganan dinero sin “clientes de a pie”, sino invirtiendo en bolsa y ofertando productos a clientes que no son particulares sino fondos de inversión u otros bancos. Invertir en bolsa es un inmensa simplificación para lo que son las actividades de un banco de inversión. Muchos bancos tienen ambas secciones, de inversión y comercial, entre otras. Este libro enseña los entresijos de un banco de inversión, instruyéndonos sobre algunos conceptos matemáticos por el camino (sin ecuaciones, sólo con diagramas bastante sencillos y trabajados).
El libro es muy interesante. Para mi gusto se deja sin tratar asuntos muy interesantes que el autor vivió desde dentro, como la crisis del petróleo de los años 70, el crack de la bolsa de 1987 y el momento en el que Rusia decidió no pagar los bonos del estado que debía en 1998 .
Por el camino aprenderemos desde física de partículas hasta distribuciones de probabilidad, contado todo ello con gran simplicidad (por lo que se nota que hay mucho trabajo detrás para que siga siendo comprensible), además de intuir algo del ambiente que se vivió en Wall Street durante las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado*.
Mi nota: Muy entretenido e interesante.