Mi primer error fue enamorarme de ella.
El segundo error fue no preguntarle por aquella cicatriz.
La mala noticia es que estoy a punto de cometer el tercero, y que va a ser mucho peor que los anteriores.
De mi hombro derecho cuelga una mochila que contiene mi futuro y el de todos mis empleados, en apretados fajos de cien. Si cruzo la puerta que tengo frente a mí, arruinaré aún más la existencia de todos los que conozco y de sus familias. Como si no me odiasen suficiente ya.
De mi hombro izquierdo brota un reguero de sangre caliente que resbala por el brazo y gotea por el cañón de la pistola. Noto la empuñadura pegajosa por la sangre que se seca entre los dedos. La aprieto con fuerza para infundirme confianza. No funciona.
El charco carmesí que hay junto a mi zapato se va haciendo más grande a medida que las dudas me invaden y la fuerza vital se me escapa por la herida. El neón blanquecino que ilumina el pasillo parpadea, y mis ojos se desenfocan durante un instante. Me tiemblan las rodillas y el miedo es una gélida bola de acero en mis tripas.
Estoy a punto de cometer el mayor error de mi vida.
¿La buena noticia?
La buena noticia es que no viviré para lamentarlo.
Nada más empezar, la primera en la frente. La historia comienza de manera pausada, casi diríamos que leeeeenta. Nuestro prota es un tío muy listo que ha creado un sistema de reconocimiento de imágenes por ordenador y está intentando conseguir financiación para su start up. La cosa, por supuesto, empieza a complicarse relativamente pronto. En sucesivos capítulos se nos van presentando a trozos intercalados las vidas del resto de protas, para acabar convergiendo en el último tercio de la novela.
Hay partes buenísimas , como el entrenamiento que hace el Afgano de la pequeña Irina, desde el primer momento hasta el último. Maravillosa. y, esperablemente, los acontecimientos empiezan a precipitarse a medida que nos acercamos al final. Como novela de thriller/aventuras, cumple con su misión, que es entretener (mucho). Además a veces aprendes cosas y todo, y el autor, por boca principalmente de Simon, el prota, hace algunas reflexiones interesantes sobre los más diversos temas.
En resumen, que me ha gustado mucho. Tengo pendiente El paciente, del mismo autor, que tal vez sea mi último libro del año.