El libro está muy, muy bien escrito. Narra las juergas continuas, los pisotones, las puñaladas por la espalda, el lujo y en general todos los tópicos atribuidos a los despreciables banqueros de Wall Street. Pero lo hace muy bien, oigan.
El autor oscila entre la autojustificación, el choteo y los consejos bienintencionados. Al final queda un relato sincero, plagado de frases bestias y anécdotas aún más bestias sobre gente sin ningún tipo de moral y con más dinero del que necesitan. Algunas frases que he subrayado:
As we see it, if you’re dumb enough to get caught cheating, you probably don’t belong on Wall Street
There’s no justice in this world—a valuable lesson to learn at a young age, especially if you want to end up on Wall Street
Who you know is as important as what you do and how you are perceived is more important than any reality.
El libro me ha encantado. Como muestra, el autor ofrece una de las muchas historias que cuenta en el libro (la más escatológica pero no necesariamente la más bestia): The Roadshow (aka The Worst Private Plane Trip Of All-Time)