The Club Dumas (Alfaguara Hispanica, #102)

by Arturo Perez-Reverte

[remo]

La primera novela larga de Reverte que leí, tras encontrarme con El húsar. Por una parte esta fue la novela que me enganchó a Reverte para los restos. He leído, salvo problemas de saturación de The Pila™ todo lo que ha publicado después, y con gusto. Reverte empezó escribiendo sobre sus filias. Este libro va de libros. Tiene otro de arte y ajedrez, otro de barcos, otro de esgrima, otro de reporteros de guerra... Se va reinventando el maestro pero durante una temporada iba tachando amores de su vida cuando hacía una novela con ellos.
La parte buena es que la novela está ambientada en cosas que me encantan (el protagonista empieza "clavando" una biblioteca diciéndole a la dueña, viuda del propietario original, que valía mucho más de lo que valía en realidad, garantizándose así que no iba a vender al siguiente que viniera pujando). Aprovechando que el prota debe vender un manuscrito de Dumas, el autor nos cuenta todo sobre Dumas. Es un libro homenaje, casi. Toda la parte en la que nos cuentan cosas es fantástica.
Por otra parte, el libro me pareció que no terminaba bien de encajar las dos historias principales (la venta del manuscrito del vino de Anjou, de Dumas, y la búsqueda del libro del Diablo, demasiado importantes y disjuntas las dos) y que tampoco conseguía pintar bien a la mujer (creo que dice setecientas veces que tiene los ojos verde claro y/o que huele a piel joven y a fiebre). Esto de Reverte de pintar mal a las mujeres le ha pasado otras veces. No con la Reina del Sur pero sí con Macarena Bruner, de La piel del tambor. Corso, el protagonista, es el mismo protagonista de todas las novelas de Reverte, y trasunto del propio Reverte. Leído, descreído, irónico y mordaz, que sigue fielmente su propio código de honor, y dueño de un desprecio general por la raza humana (no incompatible con pocos aprecios particulares) adquirido a lo largo de años de ver mierda. Corso es Coy, y es Lorenzo Quart, y es Jaime Astarloa.
En resumen, me pareció una novela que me abrió un mundo. "Lectura de verano para intelectuales", la llamó el NYT, creo. Sin ser perfecta, sí fue perfecta para mí.