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Pensé que tendría más enjundia. Freud analiza una serie de chistes de principios del s. XX (muchos de los cuales siguen vigentes, mutatis mutandi:
- Si compra usted este caballo y echa a trotar por la mañana, por la tarde estará en Viena
- ¿Y yo para qué quiero estar en Viena por la tarde?)
El autor destripa los chistes de manera absolutamente abominable, extrayéndoles hasta el último gramo de gracia que pudiera quedarles y desechando luego los cadáveres. No hay nada más aburrido que leer a Freud destripando un chiste. Luego, en plan método científico, intenta extraer hipótesis de la observación de muchos chistes, y él mismo se valida esas hipótesis porque tiene sentido.
En muchas ocasiones el autor llega a que la gracia del chiste es que mezcla algo obvio con algo irracional, y que a nuestro cerebro eso le hace gracia porque le recuerda a nuestra infancia. Cosas así. El paso de la materia prima a la hipótesis no (me) convence nunca.

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  • 20 July, 1996: Finished reading
  • 20 July, 1996: Reviewed