Un libro sobre la guerra civil, y miren que no me suelen gustar los libros sobre la guerra civil. Pero éste es especial. Es la historia de un novelista que busca material para escribir una novela, que es precisamente la novela que acaba escribiendo y que tenemos en nuestras manos. Una novela profundamente autorreferencial en la que se mezclan las pesquisas del autor con las historias de la gente sobre la que investiga, los recuerdos de una guerra, la nuestra, en la que hubo, como en todas, muestras de lo mejor y lo peor (más de esto último) de lo que somos capaces los seres humanos.
El libro pivota sobre la figura de Sánchez Mazas, ideólogo de la Falange, consejero de José Antonio Primo de Rivera, padre de Rafael Sánchez Ferlosio y abuelo de Máximo Pradera (quien, por cierto, tiene un libro de música clásica que tiene que estar muy bien), y de sus andanzas durante la guerra. El propio Javier Cercas [JC] se convierte en un personaje de la novela, y nos cuenta, a medida que progresa la novela, lo bien que progresa la novela (si no progresara no podríamos seguir leyendo, claro está). Cuando parece que el periodista ha concluido su investigación sobre Sánchez Mazas aparece en escena el escritor chileno Roberto Bolaño, quien abre la puerta a la tercera y última parte de la novela, mucho más emocionante que las anteriores.
La novela entra de lleno en el estilo denominado Faction (Fact + Fiction, hechos y ficción) por los anglosajones, que siempre tienen un nombre para todo. Se habla de personales reales (Ferlosio, Trapiello, Bolaño); consultando en las biografías de esos personajes reales parece ser que los datos que sobre ellos se cuentan en el libro son auténticos, y sin embargo sabemos que hay muchas otras cosas inventadas, pues hablamos de una novela. Precisamente creo que la historia más bonita (por así decirlo, pues en la guerra no hay nada bonito) de este libro es la inventada, como suele pasar. Y puede ser que alguno de ustedes, estimados lectores, me venga a contar (por favor, háganlo) que me han colado un gol por la escuadra y que en realidad, pongamos, Andrés Trapiello no existe sino que es una invención de JC. Tengo esa sensación de haber tomado por ciertos algunos datos que en realidad salieron de la cabeza del autor del libro.
Al final, uno no puede más que elogiar el trabajo de JC, quien ha construido una novela sobre el proceso de construcción de una novela sobre un corto episodio de la guerra civil. La novela es corta pero destila calidad por todos lados. No me queda más que quitarme el sombrero ante JC y mostrar mi admiración.
Mi nota: Impresionante.