No sé bien que pensar de este libro, tengo tantas emociones contradictorias. Por un lado, odié lo que hacía el protagonista y estuve muy de acuerdo con Miranda respecto a él, pero por el otro, amé la maravillosa manera de narrar del autor, es tan bella y dinámica, ¡no podía parar de leer! Se lee muy fácilmente pero no es que sea simple, sino que las voces narrativas de Fred y Miranda me maravillaron y lo único que quería era saber más y más. Me paso algo parecido a cuando leí Lolita de Vladimir Nabokov, es inevitable sentir asco por Humbert Humbert, pero a la vez lo comprendí y llegué a simpatizar con él y su forma de pensar y eso es lo que me ha pasado con Fred Cleg. Lo odié pero a la vez no deja de parecerme alguien super interesante.