Drama Books
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“Síguese la Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea, compuesta en reprehensión de los locos enamorados que, vencidos en su desordenado apetito, a sus amigas llaman y dicen ser su Dios”.
En la prehistoria del realismo novelesco, ningún libro ocupa un lugar tan excepcional como La Celestina, cuyo mero título de tragicomedia apunta ya que en ella están violándose las reglas más sagradas en el establishment de las letras. Porque nunca antes, y nunca durante muchos años después, intentó nadie en Europa plasmar un orbe de ficción con tantos visos de integrarse en el ámbito de la experiencia diaria, ni menos mediante una presentación tan detenida y cuidadosa de individuos, hechos y cosas, de vivencias y relaciones personales y sociales, en coincidencia con los resultados, ya que no con los designios, de la novela realista. Ahí reside a todas luces no sólo la novedad radical, sino además el apabullante logro artístico de La Celestina. […]
Por lo demás, las palabras y las acciones de los protagonistas tienen tal verdad y contundencia, tanta entidad propia, que no nos toleran entender el mundo más que por sus ojos y a través de sus voces, y únicamente después, al cerrar el libro, nos mueven a inquirir si ese es también el mundo del autor, nuestro mismo mundo. Es la conquista suprema, el acierto más genial de La Celestina.
Francisco Rico
En la prehistoria del realismo novelesco, ningún libro ocupa un lugar tan excepcional como La Celestina, cuyo mero título de tragicomedia apunta ya que en ella están violándose las reglas más sagradas en el establishment de las letras. Porque nunca antes, y nunca durante muchos años después, intentó nadie en Europa plasmar un orbe de ficción con tantos visos de integrarse en el ámbito de la experiencia diaria, ni menos mediante una presentación tan detenida y cuidadosa de individuos, hechos y cosas, de vivencias y relaciones personales y sociales, en coincidencia con los resultados, ya que no con los designios, de la novela realista. Ahí reside a todas luces no sólo la novedad radical, sino además el apabullante logro artístico de La Celestina. […]
Por lo demás, las palabras y las acciones de los protagonistas tienen tal verdad y contundencia, tanta entidad propia, que no nos toleran entender el mundo más que por sus ojos y a través de sus voces, y únicamente después, al cerrar el libro, nos mueven a inquirir si ese es también el mundo del autor, nuestro mismo mundo. Es la conquista suprema, el acierto más genial de La Celestina.
Francisco Rico