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Uno de mis viajes soñados es por los mares y los montes de la isla de Nueva Guinea. Al ver este libro no me pude resistir, porque encima estaba de oferta a 3€. Y qué gran compra, estimados lectores.
Tim Flannery [TF] se licenció en literatura inglesa, créanlo, y luego se doctoró en zoología. Aunque ahora anda dedicado al cambio climático, en tiempos se dedicó a estudiar a fondo a los marsupiales, con gran éxito, pues descubrió 39 especies desconocidas para la ciencia. A lo largo de estas páginas vivimos la emoción del descubrimiento de nuevas espacies en los más oscuros recovecos de las junglas de Papúa Nueva Guinea (país que ocupa la mitad oriental de la isla) y la provincia de Irian Jaya, que era la mitad occidenatal (y que hoy son dos provincias), en una sucesión de varias expediciones para catalogar la fauna local, y especialmente los grandes mamíferos.
En sus expediciones, casi todo son incomodidades. TF casi murió por fiebre de los pastos. Sólo le salvó una monja enfermera que sospechó que tras una semana de tratamiento contra la malaria la ausencia de mejoría significaba que probablemente no era malaria lo que sufría TF. La enfermera buscó con cuidado la mordedura de una especie concreta de garrapata y, al encontrarla (siempre pican en la zona genital), lo envió corriendo a un hospital donde podrían darle tratamiento.
Además, el libro es un constante devenir de especies que están a punto de extinguirse. A cada sitio al que llega le dicen que hay cierta especie de canguro arborícola que no se ve desde hace una o dos generaciones. El libro es una continua búsqueda de especies en el borde de la existencia. Algunas veces TF tiene éxito y otras sólo puede esperar que en algún rincón olvidado sin presencia humana, una pequeña comunidad de canguros pueda aguantar un par de generaciones más.
Pero el libro no va solo de animales. TF hace una descripción cargada de amor y admiración de la cultura melanesia, hoy prácticamente destruida por (o adaptada a) las influencias europeas y musulmanas (indonesias). Durante sus andanzas por la isla se hizo amigo de muchos melanesios, oks, telefols, y muchos otros de cuya existencia yo no tenía ni idea. Su descripción de las costumbres y el modo de vida de estas tribus nos hace sonreír, a pesar de que si las analizamos fríamente sean muy primitivas: la inmensa mayoría de los asesinatos en Papúa son por robos, ya sean de tierras, mujeres o cerdos (¿en ese orden?). TF cuenta cómo la creciente presencia de no melanesios en la isla tiene consecuencias catastróficas, según él, para la cultura local. Un párrafo que da idea de las opiniones del autor:
Para un soldado bugi o javanés embrutecido de servicio en un puesto de guardia, el viejo negro con un calabacín fálico que va arreando un cerdo delante de él es un ser demoníaco y profundamente detestable. Es una caricatura de la humanidad, con la que el soldado evita todo contacto salvo la violencia. Pero yo conozco a ese anciano. Tiene un sentido indomable del valor, sentido del humor y un profundo sentimiento de humanidad. Es el jefe de una comunidad respetado por su sabiduría, su oratoria y su riqueza tradicional. Es un gran hombre. El soldado es inferior en todos los sentidos. Y sin embargo el gobierno pone un arma automática en manos del don nadie, con lo que tiene la libertad de tratar a sus conciudadanos con una brutalidad y una falta de consideración que ha creado un odio intenso entre muchos iranianos contra lo que ellos consideran un ejército de ocupación
Hay una anécdota muy graciosa, cuando TF intenta entrevistarse con el jefe de una tribu pero le dicen que no, que se ha ido con su grupo de danzas tribales a participar en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92
El libro es muy entretenido y se aprende un montón. La traducción es buena, salvo por la confusión demasiado frecuente de haya/halla y otros fallos como a parte/aparte, que molestan bastante cuando te golpean en la cara.
Mi nota: Muy interesante.