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Harry Potter entró directamente en el universo de los clásicos. Tiene sus fallitos y tiene mil cosas, pero es una serie fabulosa que, sobre todo, consiguió atraer a tantísimos niños a la lectura que solo por eso merece estar en el olimpo.
La disfruté mucho. La disfrutaré mucho cuando la vuelvan a leer mis hijos. No se puede pedir más.