Estos últimos años han visto reflorecer la corrección política antiliberal. Así, se nos ha asegurado que nuestros males son culpa de la libertad. Lógicamente, la conclusión es que debemos ser todavía menos libres. Y siempre hay políticos dispuestos a que lo seamos. Carlos Rodríguez Braun refuta este pensamiento único: la crisis no ha sido producida por la libertad sino por el intervencionismo. No es verdad que hayamos disfrutado de una libertad excesiva: al contrario, mientras los gobernantes se ufanan de proteger nuestros derechos, tenemos cada vez más obligaciones.

Carlos Rodríguez Braun reivindica con este libro el marxismo de principio a fin y lo hace desde la incorrección política que tanto le caracteriza. Tanto es así que no va a hacer muchos amigos con él; al menos no en el mundo de la política, en el que la violencia es la moneda de cambio y la libertad es vista como una amenaza contra el estatus quo y contra las posibilidades de materialización de las utopías antiliberales. Sin embargo, los amantes de la libertad y la responsabilidad recibirán este libro como un agradabilísimo y estimulante soplo de aire fresco. El libro no deja títere intervencionista con cabeza: Partidos de izquierda y derecha, Organizaciones No Gubernamentales y organizaciones gubernamentales, sindicatos y patronal, clérigos y seglares. Para nuestro autor no hay vacas sagradas y no hay emperador desnudo que no sea denunciable, por poderoso que sea: PSOE, PP, IU, sindicatos, empresarios, Oxfam, FMI, Banco Mundial, Buffett, los Bardem, Monti, Montero, Monedero, Millás, Palacio, Floriano, Iglesias, Sáenz de Santamaría, Stiglitz, Ramonet, Rajoy y un largo etcétera desfilan con sus tonterías a lo largo de las páginas del libro.