remo
Written on Jul 20, 2020
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y le vemos tomar la decisión de irse del país a buscar algo mejor porque la vida que le ofrecen aquí no le convence. Y le vemos sufrir al principio en Irlanda, y prosperar, y hacer un repaso sentimental de su vida, y por el camino nos cuenta todo lo que le pasa por la cabeza.
Tiene puntazos de humor:
Cuando todo el mund le llama (en Dublín) Alfred en vez de Alfredo, "estos roban la O para ponérsela delante de sus apellidos".
Cuando habla de su nuevo trabajo de cajero en un hotel, 8 horas de pie al día:
[...] y nada de apoyarme en mi mostrador o contra la pared: de pie en posición erguida, sonriente, con las manos detrás de la espalda como me habían indicado. Toda postura cómoda quedaba descartada. Ni siquiera podía meterme las manos en los bolsillos para descansar el peso de los brazos. Yo venía de estar sentado frente a un ordenador diez horas diarias en la postura de Stephen Hawking; no estaba seguro de poder soportar semejante reto físico. No me ban a regalar mi sueldo, no. Iba a tener que sudarlo a base de bien.
Cuando le hacen su primer pedido de servicio de habitaciones por teléfono:
Y tiene también un montón de reflexiones y críticas y momentos de amor propio, bien entendido. En este tercer libro nos cuenta cómo escribió el primero, básicamente dándole a la tecla de ATPC en su ordenador portátil.
Se le coge cariño, al autor y al personaje. Sus diatribas de hombre lúcido, que él mismo autocritica en otro momento del libro, inspiran la lástima nostálgica de los que hemos pasado por ahí. Pero sus esfuerzos, sus éxitos, esos son de todos. Me ha encantado la historia. Gracias, Fucko. Gracias, Alfred(o).